Hay deudas que siempre serán
deudas
aún después de haber sido
saldadas,
como cicatrices que serán
siempre visibles
aún curadas por el tiempo acontecido.
Ni siquiera importa demasiado
si tú las contrajiste o fue por
culpa ajena,
si es que el daño irreparable
aún persiste
a pesar de gastarte dando amores
y de haber secado con dolores
esas lágrimas pequeñas que
brotaron
de ojitos que amaste y que te
amaron.
Sí, y aún te aman con límpida
ternura
esas aguas saladas que aún amas…
y tal vez ni recuerden que han
sufrido,
pero tú sí lo recuerdas… y aún
saldadas
esas deudas sangrarán por tus
heridas.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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