Dos manos blancas -de escultora amada-
y un pájaro manso
posado en ellas confiado y bello,
cantan un mensaje cristalino
que elucida pasados.
Son ahora mías esas manos
y el pájaro libre
de anidar a mi lado
para adentrarse en recuerdo,
tan amados, como la escultora… y mi madre.
tan amados, como la escultora… y mi madre.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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