El pájaro espino canta
pero muere por cantar.
Al nacer busca la espina
la que lo habrá de matar
y mientras muere clavado
en la espina que encontró
el canta, hermoso su canto,
más bello que el de la
alondra
más dulce que el ruiseñor.
Y envuelto en su agonía
la que el mismo se deseó
para liberar sus trinos
encomendados a Dios,
canta sus cantos, canta
como nadie los cantó.
Y como el pájaro espino
tal vez debamos cantar
los dolores de la vida
confiando el dolor a Dios.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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