Hay milagros, que por simples
no deslumbran.
Son casuales ráfagas
que pasan distraídas,
como el aire.
Hoy viví el milagro
del reencuentro con un ser
siempre amado, relumbrando,
en el inesperado y exacto instante
en que debía acaecer lo acaecido.
Es el rotar continuo de la vida
que vuelve a su principio
y es justicia que devuelve
el fuego de ascuas encendidas
al dueño de su origen.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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