Ya existiendo en Dios desde el principio
según mi decir, somos eternos,
mas hay en la memoria un gran vacío
que desde nuestra nimiedad espera.
Y ya desde el principio, siendo amados,
puedo asegurar el privilegio
-sin importar cuánto de ello evoquemos-
de saber que de ese Dios somos los hijos.
Y así, siendo eternos y siendo así Sus hijos
somos por derecho herederos
de la Gloria y del resto de los tiempos
que vivamos, asistidos por Su gracia.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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