Si pudiese explicar este misterio,
el misterio del Dios uno y
del Dios trino
debería llegar al infinito, donde
el Padre era.
Y tan inmenso saber tenía el
Padre
-el saber que Él tenía de sí
mismo-
que llegaba a ser persona:
era el Hijo.
Y el Amor entre el Padre y
ese Hijo
era de tal delicadeza, tan
perfecto era,
que el Espíritu Santo fue
persona.
Tal es el misterio del Dios
Trino y Dios Uno.
En su esencia, una cuestión
de fe.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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