Muy cerca del peñasco
puso la piedra angular
y en cáliz de cristal brindó
por su ancestral logro.
Con piedras de granito
edificó su templo pequeño
-que siempre será suyo-
para la oración de su descanso.
Liturgia efímera que se fue al
cielo.
Mas en el templo de piedra
-que siempre será suyo-
quedó nuestra veneración eterna.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
No hay comentarios.:
Publicar un comentario