A mis amigos Abel
Granillo y Raquel de Goycoechea
No podría, en la orfandad de mis
palabras,
llegar a ese cálido valor de
distinguir tu vida
llena de un sol durmiendo
sosegado
en tu corazón florido en lumbre.
En el brillo asceta de mi
insomnio
tu valor silencioso se hace
fuego,
se hace ejemplo de vida
acompañado
por tu mujer de alma plena.
Y puedo dormir en el viento de
la noche
sobre el descanso de tu sonrisa
cierta,
ese derroche de amor que mueve
luz en sombras
luz que prefiere sufrir a ser
vencida.
Y dejaré siempre abiertas mis
ventanas
para que entre junto al sol y
las tempranas brisas
el valor humilde de un amigo
para llenar de letras esta
blanca hoja
donde escribo.
Dispénsame la savia de tu calma.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares".2012
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