Llena la piel de sol, agua y arena,
el rio con reflejos se desliza
llevándose las nubes de la escena
dejando abajo sólo luz cobriza.
Fondo de cuarzos, micas en cadena
que tras la resolana nos hechizan
junto al rojo punzó de las verbenas
y las aguas que al paso nos bautizan.
Cortaderas y rocas en cascadas,
espumas y mojarras de colores
son las hadas del río
que enamora,
que nos toca las fibras más sagradas
protegidas por todos los alcores
y donde están los gnomos que allí moran.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares". 2012
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