Adentrarse en silencios que nos
llenan
y no en otros dolientes para el
hombre,
ricos silencios dejan que te
asombres
olvidando sentires que te
apenan.
Puedes tocar el aire con su
nombre
y melodías son las que allí
suenan
sin importar tormentas que
retruenan
en silencios con bienes de
renombre.
Silencios, como el ocio de los
griegos
feraz tal el trabajo del
labriego,
se enriquece por dentro nuestra
mente
y nos lleva a niveles tan
sublimes
que permiten de pronto que te
arrimes
al latir del poema allí
naciente.
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares", 2012
Publicado en mi libro "De poemas y de cantares", 2012
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